El salario mínimo siempre ha sido una especie de punto de honor entre la clase obrera de los países de América Latina, sobre todo los que muestran más índices de sub-desarrollo. El salario mínimo de Colombia por ejemplo era uno de los más bajos del continente para el año 2016 y lamentablemente a pesar de su último aumento, todavía no escapa de esta realidad.
Ya para 2017, luego del incremento realizado por el gobierno, el país logró escalar unos cuantos escaños, con un nuevo salario mínimo de $ 737.717 que representan US$ 245.84 para el momento de escribir este artículo lo que equivale a EUR 205,44.
Y para 2019, el nuevo salario mínimo es de $ 832.542 (US$ 260.46 o EUR 229,58), aproximadamente.
Lamentablemente este aumento no es suficiente para que Colombia logre acercarse a los países que pagan mejor, en este lado del continente, sin embargo lo aleja de la deshonrosa cola.
1.- Panamá: US$ 250
2.- Costa Rica: US$ 321
3.- Argentina: US$ 295
4.- Chile: US$ 400
5.- Uruguay: US$ 349
Claro está que aunque un país pague un salario mínimo elevado, no significa que la calidad de vida para los empleados de clase obrera y bases trabajadoras sea mayor.
En el caso de Panamá, aunque las personas gozan de el salario mínimo más alto de América Latina, también es importante comprender que hablamos de un país donde el costo de la vida es muy elevado.
Lamentablemente para los colombianos, este hermoso país ubicado al sur de América no logra escapar de la lista de la vergüenza en el continente, por apenas unos US$ 8 sin embargo sí se aleja bastante del resto que está por debajo.
1.- Colombia: US$ 260
2.- Nicaragua: US$ 98
3.- México: US$ 125
4.- Cuba: US$ 9
5.- Venezuela: US$ 7
No parece casual que en la cola se encuentren los dos países con dictaduras de tendencia comunista.
Entrevisté a una persona que vive en Bogotá para este artículo, que prefirió mantener su nombre en el anonimato y me comentó que la marcada organización socio-económica que existe en el país, hace posible que se pueda subsistir con este ingreso.
En el caso puntual de Bogotá por ejemplo, las personas con ingresos más fuertes se ubican el norte mientras las que reciben menos ingresos se congregan al sur.
Esta división espacial, permite que los impuestos y rentas sean más bajos en las zonas populares (en el sur) lo cual de alguna manera coadyuva a los trabajadores que reciben salario mínimo.
Mi entrevistado indica que en un supermercado hacer las compras para un mes está alrededor de los $ 200.000 pero que se consiguen precios mucho más económicos en los mercados de las calles.
En base a esto podríamos concluir que una persona podría más o menos vivir con austeridad, pero cubriendo sus necesidades básicas con este ingreso en Colombia, pero como es habitual, aún queda mucho por hacer.
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